BOTERO "Fusilamiento"
!ANGUSTIA!
Angustia se apoderó de mi una tarde, una noche,
un día que caí presa de la realidad de este país.
Angustia sufro cuando ellos luchan, mis
compatriotas del mismo pueblo en el que nací.
Sus vidas se apagan por el resentimiento
avivado sobre espinas.
Angustia siento cuando secuestran,
a las montañas se llevan cautivas las pobres almas
como prisioneros, como reos juzgados sin justa causa.
Angustia siento cuando maltratan,
no son de papel los seres que caen en la hondonada
y de allí se levantan sin más escudo que su esperanza.
Angustia sufro cuando ellos matan,
me pregunto cuándo perdieron sensibilidad y calma.
¿Dónde quedó su bondad, su compasión, su tolerancia?.
Angustia siento cuando ellos caen,
mojando la tierra con su sangre sacrificada
ahogando al viento con sus quejidos mudos.
Angustia sufro cuando los veo,
sus desorbitados ojos no encuentran causa,
un sólo desconcierto marca sus frías miradas.
Angustia se apoderó de mí, ya no me deja
ni en el campo, ni en la ciudad ni en mi dormir.
Como si ella reclamara mi impávida quietud.
Hasta cuándo colombianos sufrir este yugo de político nacimiento,
de violencia rebuscada en eterno resentimiento,
de recuerdos plañideros heredados de otras castas.
Hasta cúando prolongar otrora venganza,
de tantos muertos contados por centenas,
de azules y rojos discernimientos atrapados a través del tiempo.
Hasta cuándo nuestras madres,
nuestros hijos inundando con torrentes de lágrimas
el futuro de los suyos que quedó frustrado por un fusil.
Hasta cuándo desiertos verdes sin producir maíz
y estómagos vacíos deambulando en el cemento,
pidiendo limosna, reclamando su país.
Hasta cuándo corruptos mandatarios,
usurpando ideales maquillados y exigiendo reverencias
sobre indignos actos, sobre supuestas y falsas indulgencias.
Hasta cuándo, hasta cuándo mi país.
Luvega
Angustia se apoderó de mi una tarde, una noche,
un día que caí presa de la realidad de este país.
Angustia sufro cuando ellos luchan, mis
compatriotas del mismo pueblo en el que nací.
Sus vidas se apagan por el resentimiento
avivado sobre espinas.
Angustia siento cuando secuestran,
a las montañas se llevan cautivas las pobres almas
como prisioneros, como reos juzgados sin justa causa.
Angustia siento cuando maltratan,
no son de papel los seres que caen en la hondonada
y de allí se levantan sin más escudo que su esperanza.
Angustia sufro cuando ellos matan,
me pregunto cuándo perdieron sensibilidad y calma.
¿Dónde quedó su bondad, su compasión, su tolerancia?.
Angustia siento cuando ellos caen,
mojando la tierra con su sangre sacrificada
ahogando al viento con sus quejidos mudos.
Angustia sufro cuando los veo,
sus desorbitados ojos no encuentran causa,
un sólo desconcierto marca sus frías miradas.
Angustia se apoderó de mí, ya no me deja
ni en el campo, ni en la ciudad ni en mi dormir.
Como si ella reclamara mi impávida quietud.
Hasta cuándo colombianos sufrir este yugo de político nacimiento,
de violencia rebuscada en eterno resentimiento,
de recuerdos plañideros heredados de otras castas.
Hasta cúando prolongar otrora venganza,
de tantos muertos contados por centenas,
de azules y rojos discernimientos atrapados a través del tiempo.
Hasta cuándo nuestras madres,
nuestros hijos inundando con torrentes de lágrimas
el futuro de los suyos que quedó frustrado por un fusil.
Hasta cuándo desiertos verdes sin producir maíz
y estómagos vacíos deambulando en el cemento,
pidiendo limosna, reclamando su país.
Hasta cuándo corruptos mandatarios,
usurpando ideales maquillados y exigiendo reverencias
sobre indignos actos, sobre supuestas y falsas indulgencias.
Hasta cuándo, hasta cuándo mi país.
Luvega
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